jueves, agosto 12, 2010

Escribirte a diario


Hoy fui otra vez.
Y lo de nunca,me costò decidirme por el sobre.
Que si el azul era para esto el adecuado,si el amarillo no te harìa pensar que te desprecio.
No quiero que lo sepas,todavìa.
La carta de esta vez,sòlo una hoja,dejò un hueco en mi archivo numerado.
Como vos.
Lleguè al correo con el rocìo del dìa nuevo.
Anciano,detràs de los cristales, el mismo somnoliento empleado ,empeñado en limpiar sus cubremangas de pelusas tan hastiadas como èl.
Me mirò,lento, y esbozò "esa" sonrisa.
Lo ignorè,o intentè hacerlo sin llorar.
Bajò los ojos y pegò morosamente la estampilla,àngulo superior derecho,dos pesos,sin aviso de retorno,en el sobre celeste.
Hoy,fue celeste.
Tirò la carta sobre el màrmol-vieja-oficina de correos-que estremeciò mis letras.
No me volvì a salvarlas.
Girè en redondo sintiendo su mirada de làstima adherida a mi cuello.
Hecho lo hecho ya,mis piernas sostenidas por el ritual diario (lo ùnico que me permirte respirar)especulè su làstima y se la devolvì a pedazos.
Pobre.
Repetitivo, desde hace un año ya,se harà la misma,inùtil,desventurada pregunta:
"adònde iràn las cartas de los muertos?"

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