jueves, octubre 05, 2006

campoamor

Ah, Ramón, hasta tu nombre evoca eglógicas imágenes,heno y amores desenfrenados,locos,trenes que caminan al destierro.

He subido a vagones solitarios que-no-tienen-destino
tratando de hallarte en el Salón de primera clase,
en donde el camarero no entendió mis lágrimas-
La compañía no le había entrenado para atender señoras tristes.

Te he buscado,sin éxito,allí donde en los toscos bancos se amontonan señoras gordas y niños con berrinches.
Y no lo he soportado.

He tratado de oírte en el hipnótico trac-trac de ruedas-rieles
Y me he aturdido.
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" Mi carta,que es feliz,que va a buscaros,
cuenta os dará de la memoria mía...."
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Y ahora mi tren camina por un túnel.
Mi nariz,saturada de humedad ( no sé aún si de piedras o de lágrimas) reemplaza a mis ojos en la negrura.
Voy a tientas,de pared a pared,siguiendo el traqueteo.
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"que sufro,
que os amaba
...y que me muero"
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No moriré,en verdad.
Y ya está .Lo he decidido.
Esta tarde ,envuelta en una bata de raso blanco,fumando un Marlborito,y con una copa de champagne( han vuelto las cerezas),me sentaré a escribir,Ramón,mirando al campo.
CARTAS.
Escribiré cartas.
Y luego caminaré muy lento,disfrutando el aire fresco que baja de la Maliciosa,tratando de alcanzar los Siete picos, e ignorando el Aventos; entraré garbosa en la oficina de Correos.
Miraré sonriente al viejo empleado que aún conserva sus " cuida mangas" negro,y satisfaciendo su deseo esperanzado le diré
-Sellos,por favor,quiero sellos.

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